lunes, 20 de octubre de 2008

Supercalifragilísticoespialidoso

Si lo dices varias veces, es rete pegajoso... bueno, sé que así no era, pero igual rima.

Hola de nuevo a todos los que parece que leen esta madre, ahi en el contador dice que son bastantes... pero nunca he oído de ustedes. Un misterio.
En fin, de nuevo me encuentro con sueño, pero sin poder dormir. Y ya que parece que no haré nada más que esperar el sol otra vez, les compartiré uno de mis debrayes que escribí recién desperté de un sueño muy bizarro (como suelen ser los sueños... los buenos, al menos).

No soy muy fan de compartir mis escritos por aquí, ya que este blog no es para nada profundo como han podido darse cuenta. Pero como sea, el texto tampoco es muy profundo que digamos... si no se entiende, es que me quedó bien... jajaja qué cosas, ¿no?


Seguramente aquí, sobre mi espalda, nada me pasará. Sé que estoy pensando demasiadas cosas a la vez. Mi boca derrama oscuridad en la habitación. El paisaje ya no es el mismo. Los sonidos se dibujan y se borran bajo el silencio. Duermo y, en soledad, existo lejos de todos aquellos que me olvidan. Simultáneamente, inhalo y exhalo sin pensarlo. Muy serenamente, mis párpados cubren las ideas y las dejan ahí, vagas, inalcanzables y la mente se me escapa para que no pregunte nada.Las paredes me dicen agujeros y me dejo conquistar por la tranquilidad de mis oídos.A continuación, el mar golpea las dunas y rueda por la costa. El agua rodea las cosas, dando matices translúcidos a los colores. Los juguetes, el lápiz, las campanas. ¡Un baile!... ya puedo ver a los invitados de la reina llegando al baile. Músicos, cena, bailarines, máscaras y quizás un arlequín. “¡Ya llegan los invitados!”, los violines cantan y las copas han comenzado a tintinear. Una blanca joven se sienta junto a la ventana y ve al viento volar hacia el norte, donde se ha extinguido la guerra. Un explosivo canto anuncia la paz. Un segundo después, la sobredosis hace sucumbir a alguien en alguna parte. Al mismo tiempo, la estrella fugaz cae sobre el lago, haciendo estallar cierto tubo de ensayo y la revolución golpea hacia el oeste. Las campanas, el lápiz y tal vez un arlequín.
Pesadamente, el sin sentido de la madrugada se adormece y una flor pequeña florece lejos de casa. Han vuelto los amigos y la cena está servida. La cena, muñecas, máscaras y un juguete bailarín; el mar golpeando la orilla. Y cuando se termina la madrugada, la oscuridad llena de nuevo mi boca y un ruido estruendoso desenmaraña el silencio. Ahora todo parece extraño. Mis recuerdos me entretienen, y al no encontrar otra salida, debo adaptarme a la bizarra realidad que densamente me arrebata la aventura y ya no puedo recordar. Debo salir a la calle.

Bueno, ojalá les haya gustado este pequeño fragmento de mi locura crónica. En caso de no ser así, los dejo con el vídeo de este pobre jodido que se puso a cantar el himno mexicano muy mal...
Se me antoja pensar que lo hizo a propósito, como una especie de protesta por todo lo que anda mal en nuestro país; pero cuando el antojo se me quita, me doy cuenta que probablemente sea sólo un imbécil. Dado esto, me pregunto quién es más estúpido, el zoquete éste que se puso a cantar un himno que desconoce en un estadio repleto, o el soplapijas que se lo pidió/permitió. Otro misterio más...

Rían, mis pequeños.



1 comentario:

ana rosa dijo...

es increíble que esos weyes sigan musitando cualquier cosa en vez de por lo menos poner cara de eso qué ¿no?